En estas épocas del I Pod Nano o los diferentes “devices” para los que todavía corremos en las calles de la capital, debo ser un raro espécimen que no va escuchando su colección de descargas de I Tunes, sino que radio, radios nacionales, noticias de preferencia.
Cría cuervos. A tus hijos no les exijas nada. No les pongas ningún límite. No seas autoritario ni padre o madre castradores de su creatividad.
El estudio de Universidades europeas.
Me sacó totalmente de onda este artículo, publicado en diversas revistas científicas que daba fe, de algo que todos sabíamos de antemano…nos estamos “apendejando”.
- - No Licha, no me jodás, mirá, es casi medianoche, mis hijos han de estar en casa llorando de hambre con el bueno para nada de mi marido, que para él cocer frijoles cree que necesita aguja e hilo, que no hace un huevo ni por casualidad, mañana tienen clases y vos querés que sigamos contando fotos de caritas como que fuera el álbum Panini.
Es como en un “Big Brother” concebido en la más febril fantasía de George Orwell, los salvadoreños somos vigilados, espiados, señalados, apuñalada nuestra privacidad a diario y sistemáticamente.
Necesitamos tener unas gónadas del tamaño de un huevo de avestruz; el empuje y la garra de un jugador de la Selecta de Playa, es más, tres pulmones como tienen los guerreros de playa.
Qué bueno es ver a un árbitro vestido de negro !
Qué lindo es ver, apreciar, admirar a una mujer con busto natural …
Muchas veces pensamos que aquellos que viven con cinco mil personas enfrente de un escenario, coreando sus canciones, las estrellas …deben ser las personas más felices del mundo.
Nos quedamos hablando del grave problema de la escasez de asientos y la abundancia de bolos en los cócteles, las estimadas señoras y señoritas que poseen un buen busto y lo “presumen” (como se dice ahora aunque no tenga nada que ver) terminan con un chorro de baba en el escote de tanto borracho que les pone la cabeza en el hombro … nasty!
Soy de la idea de que todos nuestros malos hábitos, que después se convierten en manías obsesivas, que terminan siendo vicios, tienen su origen en las piñatas infantiles.