Una psicóloga amiga, por cierto brillante ella en su rubro, me contó hace poco “Sabés Daniel? Siento a la gente sombría. A la mayoría de mis pacientes cansados, tristes y desesperanzados.” Le tuve que contestar …
- Razones hay de sobra, Fernanda (aunque se perfectamente que no se llama así).
La Organización Mundial de la Salud lleva años viene advirtiendo sobre el decaimiento de la salud mental global. El fin de la pandemia del COVID-19 no implicó una mejoría moral o social en ningún sentido; solo ahondó las desigualdades e injusticias universales.
No hubo revolución, ni los meses continuos de encierro nos hicieron mejores, el tele trabajo murió … el estudio virtual sobrevive a distancia.
En el panorama global, el 2023 cerró con la presencia de conflictos de enorme volatilidad y pocas esperanzas de resolverlos. La guerra en Gaza entre Hamás y el gobierno de Benjamín Netanyahu parece no tener un fin próximo y mucho menos uno que asegure la existencia pacífica de los pueblos israelí y palestino.
Este enfrentamiento ha develado (ojo, develado, no “desvelado” asesinos del castellano), de nuevo, las mentiras de los poderes globales frente a la comisión de crímenes de guerra -algunos se molestan más que otros- y el resurgimiento con fuerza del antisemitismo e islamofobia hasta en los rincones de la mayor corrección política del planeta.
Lo de Gaza lanzó sombras sobre la atención global a la invasión de Vladimir Putin en Ucrania, y ese otro caos cumplirá su segundo aniversario en febrero. Expertos aseguran que Ucrania ya perdió a Crimea para siempre y será el destino probable de otros territorios hoy amenazados.
A ello hay que sumarle los conflictos que encienden menos reflectores, como la inestabilidad en Libia, la guerra civil en Yemen o Somalia y hasta un golpe de Estado en Nigeria el pasado julio. Varias organizaciones internacionales están de acuerdo en que este es el año en que más se han aumentado los niveles de conflictos armados en el mundo en la historia reciente. Eso sin contar que algunos de tales escenarios implican una amenaza nuclear real.
En Estados Unidos tampoco para de llover, pues Donald Trump puede hacerse de nuevo a la presidencia. Si no lo sacan de las primarias dos o tres estados más.
Esta vez deja claras sus intenciones de perseguir críticos, perdonar a los sindicados de su esquema de chanchullos y en general de usar el poder como se le venga en gana.
Su contendor, el actual presidente Joe Biden, no parece con el ímpetu para detener a Trump y la fuerza de su marea autoritaria.
En América Latina se consolidan las dictaduras ya existentes, como las de Venezuela, Cuba y Nicaragua.
En Guatemala la toma del poder judicial se ha convertido en una amenaza de golpe de Estado en contra del recién elegido Bernardo Arévalo. El triunfo de Javier Milei en Argentina, parado en una plataforma sociopática y bajo la bandera de la Libertad, se dedica a prohibirla, sin dinero no hay almuerzo, todo esto alienta a peligros similares en el resto del vecindario.
El hombre con más solvencia económica de la tierra maneja la plaza pública global a su antojo y lo invitan a verificar el estado de los conflictos cual jefe de Estado. La presencia desbocada de Elon Musk en la cabeza de X -para siempre Twitter- augura peligros inminentes para el mundo de la información, que nadie pareciera en capacidad de anticipar o detener.
Tenemos un creciente círculo de mandatorios, cada vez más radicalizados, rodeados todos de su círculo de aplaudidores, que insiste en tramitar sus reformas como sea, incluso mediante el empleo de todas las técnicas de politiquería y clientelismo que criticaron como candidatos.
La soledad de estos presidentes es alimentada por su ego testarudo, pero también por ese sector que no los tolera, mientras la paz total o incluso parcial … bien emproblemada y las promesas de cambio social cada vez más diluidas.
Para el horóscopo chino el 2024 será el año del dragón de madera, un animal predilecto y privilegiado por ser el único mítico de la lista. En los años de dragón, los chinos se reproducen más que en cualquier otro. Los estudiosos advierten que los nacidos entonces tendrán la fuerza para regresar la esperanza al planeta …
.... cual esperanza? Le pregunté a Fernanda (aunque se perfectamente que no se llamaba así).
- Ninguna – me contestó- de ahí la proliferación de la gente gris ….
Para sobrevivir, debemos afianzar al momento mismo de abordar, nuestro puesto en los pocos botes salvavidas del “Titanic” …
… pero así como están las cosas entristece sumar más gente a este naufragio.
“La lascivia no es amor, pero no hay amor sin lascivia.” (Mika Waltari).