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loneliness
 
 
Esos cuentos de muñecas, de niñas, de rosas, rojas y blancas en bouquet, tantas cosas soñadas que quisiera convertir en realidad, pero la realidad yuxtapuesta, indica signo de alarma y lo sé.
 
 
No soy el caballero de brillante armadura que esperaba Dulcinea, ni el Dante que aguardaba Beatriz, menos aún el Amadís de Gaula de los sueños de Beatriz; nada de eso, más bien un tipo incoloro, tirando al gris, incapaz de ser alegre, grata compañía, destacar en lo "fashion" ...
 
 
 
...no soy nada de eso, pero por vos, por amor, puedo intentarlo.
 
 
 
 
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En una de esas no se me ocurrirá la idea de agasajarte con un ramo de rosas, que morirán al tercer día, pero puedo cubrirte de prosas, versos, canciones, metáforas, sonetos, que alaben tu belleza y como ella serán eternas; caminos de dragones, princesas, castillos, nada de eso puedo poner a tus pies, pero en su defecto, te ofrezco un hogar, un lugar que podrás considerar tuyo, y aunque no radiante, suficiente para darle cobijo a los niños que nacerán de este amor, tres ambientes, ventanas amplias y paremos de contar ...
 
...no tengo nada de los príncipes de cuentos, ni una micra de encanto y relatos, pero por vos, puedo intentarlo.
 
 
 
 
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Porque  los caminos de la realidad son muy diferentes a las sendas de ladrillos amarillos, las hadas se fueron a la huelga por salarios atrasados, nadie deposita un centavo en el banco de los sueños, y los reinos de todo el mundo se están resquebrajado; puedo tener un porvenir corto, pero juntos, puedo ser un simple mortal que simplemente te quiera, cuide y respete,puedo ser poco, pero soy tuyo
 
Se que no soy lo que esperabas, pero por amor, podemos intentarlo ...
 
 
 
 

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Un cuento de Trillizos

 
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Se llamaban Sebastián, Nicolás y Pedro y eran trillizos por unanimidad, era prácticamente imposible diferenciar el uno del otro.
 
 
 

9 aspectos acerca del sexo, que por lo general, nunca nos explican

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Nuestros padres que nos protegieron con la idea de preservar nuestra inocencia nos enseñaron a la vergüenza, aquellos que temieron nuestro cuerpo cambiante y nuestra creciente curiosidad nos enseñaron el desprecio.

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