El Islam, nace en el Siglo VII, La Meca era una ciudad próspera cuya riqueza e influencia se basaban en el comercio de caravanas y en la Ka'ba, un santuario y lugar de peregrinación que albergaba a las deidades paganas que entonces adoraban los árabes.

 

 

El mensaje de Mahoma, que anunciaba un nuevo orden sociorreligioso basado en la lealtad a un solo dios, Alá, no fue popular entre los líderes de La Meca, y obligaron a Mahoma y sus seguidores a emigrar al norte, a la ciudad oasis de Yathrib (Medina).

 

 

Esto ocurrió en 622, el año de la hijra, o “emigración”, que marca el comienzo del calendario musulmán. En Medina, Mahoma siguió atrayendo seguidores y, en unos pocos años, La Meca también había abrazado en gran medida el Islam.

A su regreso a La Meca, uno de los primeros actos del Profeta fue limpiar la Kaaba de sus ídolos y volver a dedicar el santuario a Allah.

 

 

Aunque Mahoma murió en 632, sus seguidores, encabezados por una serie de cuatro califas (árabe: khalifa, “sucesor”) conocidos como los Bien Guiados, continuaron difundiendo el mensaje del Islam. Bajo su mando, los ejércitos árabes llevaron la nueva fe y el liderazgo desde la Península Arábiga hasta las costas del Mediterráneo y los confines orientales de Irán. Los árabes conquistaron Siria, Palestina y Egipto del imperio e Irak e Irán, el corazón del imperio Sasánida, sucumbieron a sus fuerzas.

 

En estas tierras, el Islam fomentó el desarrollo de una comunidad religiosa, política y cultural y la creación de un imperio global.

 

 

Pero siglos antes, los Reinos e Imperios Árabes ya existían

 

En la vaguedad y el misterio del mundo antiguo, el riesgo de simplificar un tema fácilmente politizado y pasar por alto partes específicas de su desarrollo a través del tiempo, siempre ha sido un riesgo para la precisión de la historia.

Esta necesidad de torcer la historia en narraciones simples ha afectado a un lugar en un grado sin precedentes, las tierras aisladas de Arabia, o “los Reinos del Sur” a menudo mal representadas.

 

 

El Islam

 

Las guerras modernas y los estereotipos negativos contrastados con el “pico” de la Edad de Oro islámica han desplazado la verdadera complejidad del período Antiguo en la historia árabe.

 

Al aprender sobre la historia del Medio Oriente, la Arabia preislámica a menudo se relega a un lugar extraño de tribus poco sofisticadas antes de que repentinamente se unieran bajo el Profeta Mahoma y se apoderaran de vastas extensiones de tierra.

 

 

Las primeras civilizaciones en los "Salvajes Reinos del Sur"

 

Lejos de los estereotipos comunes de “tribus nómadas” tan arraigado , la forma más antigua de Arabia estaba salpicada de reinos fuertes y sedentarios.

En el sur de Arabia, las lluvias eran mucho más frecuentes que en otras partes de la península, lo que le valió el nombre de Arabia Félix, o "Arabia fértil" de la antigua Roma.

 

 

 

El Reino de Saba sirvió como los fenicios de la región, siendo el comercio marítimo y las empresas comerciales la columna vertebral de la economía. El reino aprovechó su fértil geografía y construyó varias presas y canales para promover el riego y la agricultura. El principal proyecto de los sabeos fue la presa de Marib, un sistema milenario que abastecía de agua y cultivos a su ciudad capital ricamente adornada de Marib.

 

 

Los grandes leones

 

Tanto como los cambios y desarrollos internos que lugares como Saba estaban conectando a Arabia a través del comercio, la península también estuvo muy influenciada por el dominio de sus vecinos.

 

En el primer milenio, los sabeos estaban en declive debido a la fragmentación causada por el cambio de rutas comerciales y la negligencia de la presa de Marib.

 

En este período de transición de la historia árabe, la región se vio cada vez más presionada por poderes externos. Por ejemplo, el reino himyarita recientemente centralizado que reemplazó a los sabeos se convirtió al judaísmo como respuesta a las presiones de los etíopes cristianos.

La pugna entre cristianismo y judaísmo en el sur abriría un nuevo mundo de monoteísmo para Arabia, que podría argumentarse, allanó el camino para que una determinada religión se apoderara de la península en los siglos siguientes. Aparte de los cambios religiosos, la política exterior alteró aún más la región.

 

 

En los estudios de Roma o la Persia Sasánida, dos pequeños estados clientes de las respectivas potencias se convirtieron en notas a pie de página en sus historias. Estos dos "pequeños" reinos tuvieron un impacto mucho más amplio de lo que cualquiera de los imperios podría haber previsto. Los Ghassinids, vasallos de los romanos, y los Lakhmids, súbditos nominales del Sassanid Shah eran rivales acérrimos, pero también marionetas de sus estados de origen más grandes.

En cierto modo, estos dos estados sedentarios fueron el modelo para las futuras conquistas islámicas.

 

 

 

Como clientes de los bizantinos y sasánidas, los líderes recibieron el título de "Rey de los árabes". Aunque más un término simbólico y prácticamente vacío, la mitad honorífica unificada del árabe en dos entidades políticas, lo que creó un sentido temprano de colectividad a pesar de la intervención extranjera. Además, cuando llegó el momento y los árabes se unieron bajo el estandarte del Islam, los gasánidas cristianizados se deshicieron rápidamente de sus estandartes bizantinos y se convirtieron en un punto de apoyo vital de la cultura árabe en el tejido del Levante a pesar de la diferencia religiosa.

 

 

El tablero está listo

 

Con los sabeos urbanizados en el sur y los dos reinos sumisos pero maduros del norte introduciendo nuevas ideas a través del comercio y la presión extranjera, se preparó el tablero para la unificación de Arabia.

Muchos otros factores estaban en juego, como el idioma y la cultura, pero la simplificación de Arabia en tres potencias principales le dio a la "isla" su motivación política para unificarse en el futuro …