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Los romanos, fueron expertos, en crear unidades de trueque, monedas, darles diferentes valores, según cada período Imperial, pero además, para usarlas en sus momentos conmemorativos, eran además de todo, un instrumento de propaganda, que iba de mano en mano …

Adriano

Adriano, emperador, gozaba de unos baños en las termas, cuando al salir del área de masajes, se encontró con un ex combatiente de una de sus legiones, que conoció bien en la campaña de repliegue de Partia (Persia), rascándose la espalda contra una columna del edificio de las Termas.

-          Que te pasa Cornelio? Porque haces eso? – preguntó Adriano.

-          Usted disculpe mis malas maneras Emperador, pero no tengo ni puedo pagar un esclavo que rasque la espalda. – le contestó el combatiente.

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Presto, Adriano ordenó a su secretario regalarle un certificado de tres mil sestercios para cobrarlos en el Palatino, el sestercio de Adriano, había sufrido una revaloración al ser acuñado en bronce y subía su precio a ¼ de denario, por lo cual era un muy buen obsequio, servía para comprar un esclavo y dejaba margen.

Cuando regresó a las termas, Adriano se encontró a muchos ex combatientes rascándose entre ellos, al preguntar a su secretario, de que se trataba todo eso, éste le contestó …

-          Sucede Emperador, que ellos dicen que no tienen esclavos, así que no tienen quien les rasque la espalda.

-          No hay problema – dijo Adriano- son varios, que se rasquen entre ellos.

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Vespasiano

Vespasiano, hombre muy tacaño, pero excelente administrador, descubrió que la orina, recogida de los urinarios públicos de Roma, podía venderse como ingrediente para varios procesos químicos, siendo empleada para el curtido, como también para los lavadores de ropa como fuente de amoníaco para limpiar y blanquear las togas de lana. El emperador Vespasiano observó que al mismo tiempo, cobrar por el derecho de orinar en baños públicos, podía presentar la ocasión de recaudar e incrementar impuestos y así lo dispuso.

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Cuando Tito, el hijo de Vespasiano, se quejó ante su padre de la naturaleza desagradable del impuesto, su padre le mostró una moneda de oro (As) y le preguntó si se sentía ofendido por su olor. Tito le dijo que no y en ese momento Vespasiano le respondió “Sin embargo, se trata de una moneda obtenida de la orina“.

Hasta el día de hoy se utiliza la frase “Pecunia non olet” (el dinero no huele) para decir que el dinero no está contaminado por sus orígenes y el nombre de Vespasiano aún hoy es empleado para designar a los urinarios públicos en Francia (vespasiennes), Italia (vespasiani) y Rumanía (vespasiene).

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Mesalina y sus trabajos nocturnos

Era conocido, que la esposa de Claudio, cuando éste aun no era Emperador, y probablemente cuando ya lo era también … se dedicaba a la prostitución publica, para satisfacer sus deseos carnales.

Una de sus anécdotas más conocidas es cuando lanzó un reto al gremio de las prostitutas de Roma: instándolas a participar en una competición, que ella organizaría en palacio, aprovechando la ausencia de Claudio, quien estaba en Britania. Ésta consistía en saber quién podía atender a más hombres en un día.

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El certamen daría inicio por la noche, y a él asistirían muchos hombres importantes de la corte, además de otras damas a las que la propia Emperatriz había convencido de participar. Las prostitutas aceptaron y enviaron a como representante a la prostituta más famosa de Roma, una siciliana llamada Escila.

Después de haber sido poseída por 25 hombres, Escila se rindió y Mesalina salió victoriosa, pues superó la cifra con creces, ya que siguió compitiendo hasta el amanecer, llegando según se dice a la cifra de 200 hombres …

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El caso es que Calígula, antecesor de Claudio , había creado un impuesto sobre la prostitución, (cada servicios era de 80 a 100 sestercios, 29 iban para el Emperador).

Claudio lo mantuvo vigente, o sea que habrá tenido que pagarle una alta cantidad (5800 sestercios) a su propio esposo, por una noche de trabajo … de ser cierta la leyenda.

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Didio Juliano

Con la muerte del Emperador Pertinax, sucedió uno de los casos más curiosos, involucrados con dinero en la sucesión del Imperio Romano.

La Guardia Pretoriana, que siempre había resguardado el poder del Emperador en funciones (por una módica suma), al morir Pertinax sin sucesores, decidieron poner el Imperio en subasta.

Marco Didio Severo Juliano, ofreció una cantidad elevada por el Trono Imperial, siendo Senador, tenía una posición bastante desahogada, así que ofreció 25 000 sestercios por soldado, corría el año 193.

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Pero, Marco Didio no pagó de inmediato su deuda, por el contrario, acuñó su propia moneda, el Dupondio, que pasó de valer medio sestercio y le dio un valor de 100 sestercios, esto no fue del agrado de la Guardia Pretoriana, porque le iban a pagar con una moneda nueva, poco aceptada y que tenía un valor equivalente a 100 sestercios, pero no la equiparaba en la cantidad de bronce que debía tener …

Así que dos meses después de haberlo elevado al Trono Imperial, y por problemas de pago, literalmente le dieron en la nuca ….

 

 

 

 

 

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