A mi mujer, le agarró la euforia de “culturización masiva”, así que aprovechando que estábamos de visita en ciudad extranjera, donde mis hijos estaban fascinados con la idea de comprar accesorios para sus tablets y conocer las atracciones tecnológicas …

… se le ocurrió que fuéramos a la ópera, toda la familia, porque en el país no hay ópera, a ver “Carmen” de Bidet !

Le tuve que explicar que Carmen era de Bizet, que en el país nuestro tenemos ópera pero no tenemos mucha gente que asista a las puestas en escena, por lo cual no son tan frecuentes como deberían … y que los niños tenían otra expectativa de este viaje, no exactamente ir a ver y escuchar ópera en países e idiomas extraños.

Empiezo por contarles que al final muere Carmen, y antes del final casi muero yo. Es la conclusión de todo el relato.

El principal dilema es, que “Carmen” (la de Bizet) tampoco es una obra para casi infantes, porque Carmen no muere sola, la matan y se trata de una obra bastante sangrienta, puro sexo y violencia.

En los primeros actos se pasan matando gente y en el cuarto, finalmente, asesinan a Carmen, mujer de sábana inquieta, con arma blanca …

O sea, si fuera película, la prohibición para que mis hijos asistieran hubiera sido expresa “…no pueden ir, mucho sexo y violencia !” Pero como era ópera …

 

 

 

Ahora bien, la obra dura tres horas y media, y mis hijos no alcanzaron a enterarse mucho de lo que pasaba en el escenario …en resumen:

Al alzarse el telón, con la escena al sur de Sevilla y el cambio de guardia de los soldados, mi hijo me dijo que le indicara donde estaba el baño, yo no sabía, tuve que acompañarlo, cuando al fin lo hallamos y hubo desfogado, nos encontramos en el pasillo a mi hija menor que estaba desesperada porque no encontraba donde vendieran palomitas de maíz, le expliqué que en la ópera no se comen palomitas de maíz, entonces en su lógica infantil me reclamó:

-          Y me van a tener tres horas y media ahí sentada sin comer nada ?

Salimos del teatro, no conocía mucho la ciudad, pero caminamos dos cuadras hacia la zona más iluminada, de lejos se escuchaban las notas de "L'amour est un oiseau rebelle", y al fin dimos con un negocio donde vendían pretzels, que a falta de palomitas a mi hija y mi hijo (que venía de arrastre del baño) les fascinaron.

Convenientemente merendados (la verdad yo me comí una, estaban buenísimas) logramos regresar al teatro, donde mis hijos le contaron de los pretzels a mi otra hija (la de en medio) que desesperada por salir de ahí me hizo llevarla donde los pretzels y mi hija menor se reenganchó … al regresar al teatro y antes de entrar (ya iban por el segundo acto) se armó :

-          Y no le vamos a llevar a mamá ? – preguntó mi hija (la de en medio).

-          Hija, en la ópera no se puede comer, para eso hay intermedios ..

Santo berrinche, con todo y pataleta, gracias a Dios logré convencerla de que al terminar “Carmen” íbamos todos otra vez donde los pretzels para que mamá los probara. Cuando al fin logré sentarme, sale pleito entre José y sus compañeros que matan a un oficial superior después de haber sido impresionantemente golpeado a rodillazos en
dolorosa región, final del segundo acto, mi hijo me preguntó:

-          Papá, y si ninguno de los dos bandos gana, terminan empatados, no me vayas a decir que se van a alargue de 30 minutos y a penalties?

Me pegué tal carcajada, que todo el teatro me calló al unísono: “Shhhhhttttttttt !” Y quedé de inculto e ignorante.

Empezando el 3er acto, mi hija menor me susurró:

-          Papá tengo que ir al baño urgente !

La llevé al SS, esperé del lado de afuera, un rato largo, como no salía, entré, le toqué la puerta del privado:

-          Hija, estás bien ?

-          No papá …tengo un vómito verde bien feo … entrá …

Al entrar, todo el baño estaba impregnado de algo verde y la que estaba más verde que nadie era mi hija, la limpié, levanté en brazos al grito de …

-          Hay algún médico en la sala ?

Me gané el segundo “Shhhhhttttttttt !” de la noche, diversas puteadas en francés y otras lenguas muertas. Gracias a Dios, una señora que debía entender español, me orientó hasta la enfermería de la Ópera, donde una doctora le preguntó a mi hija ..

-          Mmmm cuantos pretzels comiste ?

-          Dos – contestó mi hija.

-          No, diga la verdad, dos pretzels no provocan reflujo y vómitos …-replicó la doctora.

-          Nueve – dijo mi hija.

Nos sentamos al inicio del cuarto acto, me acerqué a mi esposa, para contarle lo sucedido y ella me salió antes:

-          Fijate que la cadenita que me regalaste de novios se me cayó aquí en el suelo, no la hallo.

 

 

Y empecé, todo el cuarto acto, a gatear entre los pies de los asistentes, tanteando la alfombra, llenándome de chicles ajenos pegados, a buscar la bendita cadenita … me pateaban, insultaban, me tocaban las nalgas fila x fila estaba a punto de gritar otra vez, cuando dos gendarmes me levantaron en vilo y amablemente me sacaron del teatro.

Al salir mi familia, ya llevaba una hora empapado bajo la lluvia, mi esposa con una gran sonrisa me mostró:

-          Mirá la cadenita la había guardado en la cartera para no perderla – y aún más contenta agregó – bueno ... me van a llevar a probar esos pretzels ?