Yo te encontré exactamente en el punto donde estaba perdido, dos cuadras más adelante de mi soledad, y debí pasar de largo, a sabiendas que algo como tú y yo solo podía funcionar … mal.
Tú te dedicaste a llorar sobre mi hombro lágrimas que derramabas por alguien más, no se quien, nunca supe, pero me hablaste y encontraste un buen escuchador y tal vez eso era todo lo que necesitabas … yo mientras tanto, siempre necesitado que me demuestre una mínima dosis de afecto, me sentí pleno al abrazarte mientras llorabas, de que tu mano rozara mi mano, y tu piel mi piel, de que mi corazón palpitara por ti mientras tu corazón palpitaba por otro …
Pero si yo no lo buscaba y tú no lo querías, como es que llegamos a ser tan adictos?
Yo … adicto a los poros de tu piel y tus noches, tu, adicta a mi sabio consuelo y mis días; tan poco probable, tan poco posible, tan poco soñable, tan poco factible y con un final tan pero tan ….
… predecible.
Y cuando pedí permiso para aterrizar, porque la angustia de saberte y no tenerte me comenzó a sobrepasar … afloraron tus dudas, oscuras, poco maduras, aferradas a la falta de cordura, de mantenerte aferrada con uñas y dientes a alguien que no estaba mientras dosificabas tu afecto, aprecio, a quien estaba presente.
Y de pronto, la luz se dio en tus ojos, pero no por mi … no a causa de mí, una llamada de teléfono que quisiste disimular, torpemente, levantándole y vagando por el pasillo mientras hablabas y yo te espiaba desde las hojas de mi libro de Borges …
Era él, el alguien más, el no se quien, el nunca supe …
Y en cascada se dieron los acontecimientos, los que no podía dejar de imaginar que algún día sucederían; tu maleta en la cama al llegar de trabajar, tu llanto de despedida, mitad sentimiento, mitad comedia, mitad verdad, mitad mentira, hasta me pareció que no podías ocultarlo y se mezclaba con tus lágrimas … tu enorme alegría
tu figura recortada en el dintel de la puerta de la salida …
ni una duda
ni un segundo para voltear a ver lo que dejabas …
… y esta nauseabunda sensación, de no servir para nada.
Y si yo no lo buscaba y tú no lo querías, como es que llegamos a ser tan adictos?
Yo … adicto a tus labios, tus caricias y tus noches, tu, adicta a la paz que emanaba de apoyar tu cabeza en mi pecho; tan poco probable, tan poco posible, tan poco realizable, tan poco factible y con un final tan pero tan ….
… predecible.
En mi país, existe lo negro o lo blanco, en medio … no hay grises; existe la crítica a gritos o la indolencia generalizada, en medio … no hay opiniones racionales.
El poderoso y adinerado, poco dotado de cerebro pero muy viril y súper macho, Sigfried Wonka, ha comprado al contado con un genial descuento por encima del tercio de su valor, la más famosa fábrica de chocolates, los rumores surgen … “con que la compró al contado este imberbe que en su vida ha trabajado ?”