Si me dices que escriba lo que quiero…
Quiero seducirte con el beso del deseo,
Quiero que me estremezcas con tus ganas,
Quiero vencer tu piel con mis manos,
Quiero que te arrebates en el deseo, te pierdas
Y me pierdas, sin razonamiento, deja que los deseos
Se impongan, nos dominen, nos atrapen
Quiero hacerte volar en el sin fin de los placeres
Acariciarte lentamente, hasta perderte en mí
Quiero hacerte volar, estando atada en tu piel,
Quiero que me hagas el amor, sin temor
Quiero que me muerdas y me invadas
Quiero acariciarte, envolverte en besos intensos,
Llevarte a cielos precisos, donde un mundo nos une…
Nos embriaga de humedad, nos penetra en el ritual
De la entrega sin medida…
Entra a mi profundidad, descubre la pasión
Que habita y reclama desde siempre tu nombre…
Tu presencia…tu esencia, déjame en mi piel
Este placer de amarte, de vivirte, sobrevivirte
Pero sobre todo satisfacerte, hasta donde yo sé…
que puedo llevarte
Se habrá fijado que quien menos hace es a quien más le falta tiempo … pensarán que somos pendejos?
Don Nispero Vestales venía cabalgando al trote lento con su caballo viejo, se moría la tarde, venía de ver su terrenito (cuatro manzanas de granos básicos, pero si la sequía no lo jodía mucho daba para vivir).
Monstruo bicéfalo, angustia recalcitrante, repugnate creación de Satanás, criatura de saliva espesa y pegajosa, monstruo de la incertidumbre, de la intriga, del “nosequevaaserdemimañana”, bestia cruel y hedionda, te expulso y te condeno a vivir eternamente afuera de mis adentros.